Guadalajara, la capital de la Alcarria, es una de las joyas de Castilla-La Mancha. Llegar en tren a Guadalajara es rapidísimo desde las principales ciudades españolas gracias a los trenes de alta velocidad que hacen parada en la estación de tren de Guadalajara-Yebes. Algunos de los trayectos en AVE más populares son el de Madrid, desde donde se tardan 22 minutos, y el de Barcelona, cuyo trayecto dura 2 horas y 39 minutos. Los trenes de cercanías van a la otra estación de Guadalajara, situada en la calle Francisco Aritio y muy cerca del centro. En esta ciudad, fundada por los árabes e incorporada en 1085 al reino de Castilla tras una gran batalla, conserva un interesante patrimonio arquitectónico donde destaca el Palacio del Infantado.
La estación de Guadalajara-Yebes está a unos 8 kilómetros de la ciudad, así que si llegas a esta estación te recomendamos que te desplaces en taxi hasta el casco histórico. En menos de media hora estarás en la Plaza Mayor, el corazón de la ciudad desde que pasó a formar parte del reino de Castilla. A 4 minutos caminando desde la plaza se sitúa el edificio más emblemático de la capital alcarreña: el Palacio del Infantado y su impresionante fachada del siglo XV. Visitar esta obra Patrimonio Mundial de la Unesco bien vale un viaje en tren a Guadalajara. Aquí mismo encontrarás el Museo de Guadalajara y el Torreón de Alvar Núñez en los jardines traseros. Si caminas unos 9 minutos llegarás a la Concatedral de Santa María, que se remonta al siglo XIII y resume en sí misma la historia de Guadalajara con sus distintos estilos artísticos: mudéjar, renacentista y barroco.
Si, por el contrario, llegas a la estación de Guadalajara, estarás a menos de 20 minutos caminando del Zoo Municipal de Guadalajara, un espacio rodeado de naturaleza a orillas del río Henares. Desde aquí, pasea otros 20 minutos en dirección sureste hasta la Plaza del General Prim o la calle Mayor: encontrarás los mejores restaurantes para probar la rica gastronomía de la Alcarria, con sabrosos asados de cordero y cabrito, gachas, truchas, hortalizas de la Campiña, platos de caza y productos de chacinería que harán las delicias de los paladares más exigentes. Si el bolsillo lo permite, pide algún plato con la codiciada trufa local. Y deja hueco para el postre estrella: los bizcochos borrachos.
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